Poco importa el resto de bandas de un cartel cuando el luminoso grande reza THE WHO. No nos engañemos, por muy bien que suene cualquier banda que acompañen cualquier jornada festivalera, en este caso el vitoriano Azkena Rock Festival, los británicos son leyenda viva de la mayor revolución cultural del siglo veinte: rocknroll.
The Who giran con la premisa del cincuenta aniversario del grupo, una gira de nombre The Who Hits 50! Tour dando el pistoletazo de salida en Abu Dhabi a finales de 2014, y, que, precisamente, ya se encuentra dando sus últimos coletazos. De hecho las fechas españolas, Madrid y Vitoria, entran ya en la recta final de la gira ya que han sido las últimas antes de un parón de ocho semanas, volviendo a retomar el itinerario por Reino Unido en agosto y culminando la gira en el desierto californiano de Coachella junto a The Rolling Stones, Sir Paul McCartney o Neil Young, entre otros ilustres músicos. El largo periplo de los británicos no ha estado exento de incidencias, siendo una meningitis, sufrida por Roger Daltrey, el aspecto más significativo ya que obligó al grupo a posponer buena parte del tour norte americano. Cabe destacar que todas las fechas por USA han contado con una artista invitada de lujo, Joan Jett, quien lamentablemente no se ha atrevido a cruzar el Atlántico.
The Who Hits 50! es probablemente la última oportunidad de poder vivir la experiencia The Who en directo, la edad de los dos primeras espadas no ayuda a poder extender mucho más la vida del grupo. "Espero morir antes de hacerme viejo" vociferaba un joven Daltrey en 1965, sin embargo 51 años después, por suerte para todos nosotros, el cantante no ha perecido, sino que, a pesar de contar con 72 años, sigue arrastrando nuevas generaciones allá por donde pasa. Junto a Pete Townsend, un año menor, ambos han sabido darle una longevidad al grupo que ni el más optimista podría vaticinar. A pesar de las caídas por el camino de Keith Moon y John Entwistle, ambos músicos extraordinarios, tanto Roger cómo Pete han sabido reiventar la formula The Who para seguir siendo un nombre contemporáneo cincuenta años después de su formación.
Si alguien pudiera tener dudas antes del recital en tierras vascas, solo tenía que echar un visionado a la reciente cinta que documenta el concierto del grupo ofrecido el pasado verano de 2015 en un multitudinario Hyde Park londinense, donde se puede ver a un grupo en plenas facultades. La actual formación del grupo incluye hasta un total de ocho músicos, Daltrey y Townsend son acompañados por una banda de autentico lujo con Zakk Starkey en la batería, Pino Palladino al bajo, Simon Townsend en la rítmica, Loren Gold, John Corey y Frank Simes en los teclados.
Mientras tanto, a su lado, Pete Townsend no necesitó de artificio alguno, el sigue dominando su instrumento a la perfección. A sus 71 años, el guitarra no ha perdido un ápice en sus dedos a la hora de dar toda una lección a todas las generaciones presentes de cómo utilizar las seis cuerdas a base de riffs, solos y preciosos paisajes sonoros. Correcto, el gimmick del molinillo también estuvo presente, pero es simplemente una nota de color.
El repertorio de la ceremonia musical fue un repaso a las canciones más conocidas del catalogo del grupo, The Who son una leyenda por el material que escribieron de 1965 a 1975, no necesitan renovar su sangre artística. Sus recitales son una celebración nostálgica a una época pasada, bien acompañadas por imágenes de una vida lejana, con un repertorio de canciones atemporales al cual el público se entrega fielmente. Pinnball Wizzard, I Can See For Miles, Who Are You, Behind Blue Eyes, My Generation...fue todo un ejercicio de primer nivel de rocknroll. Las festivas Join Together o 5:15 consiguieron fundir al público con el grupo eliminando cualquier barrera entre ambos, mientras en Amazing Journey y Sparks consiguieron transportarnos al espacio exterior a través de un viaje sonoro cósmico. Desde el primer acorde de Cant Explain al último grito de Wont Get Fooled Again, The Who fueron algo divino, una apisonadora de rock interpretada de la manera más digna posible. Terminada la oración, una nueva generación se rindió a sus pies y un recuerdo para sus fieles para la eternidad.